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Conoce los tipos de pintura para cada espacio
Tomar la decisión de pintar tú mismo el hogar requiere de un espíritu valiente y abierto a la creatividad. Para hacerte la tarea más fácil, a continuación, te damos algunas claves que ter permitirán atravesar esta aventura con éxito.
Existen muchas marcas, tipos, precios y calidades de pintura. A cualquiera le puede parecer confuso ubicarse en el universo de opciones, así que no desesperes. Lo primero a tener en cuenta es que lo ideal será comprar aquella de mejor calidad posible, ya que, no solo rendirá más al momento de diluirla en agua, sino que además durará más años sin requerir una renovación.
Ahora bien, antes de empezar, es importante que comprendas para qué sirve cada tipo de pintura y cuál es la que mejor se adapta a tu necesidad.
Se suele utilizar para preparar las paredes. No es recomendable para baños o cocinas, ya que posee menores propiedades contra la humedad. Es una pintura lavable, que además brinda buena protección contra el roce. Puede tener un acabado brillante, satinado, semisatinado, mate o supermate.
Es una pintura de base acuosa con alta lavabilidad y buena resistencia a la formación de hongos. Su versatilidad y resistencia permite que sea una pintura adecuada tanto en exterior como en interior. Puede aplicarse en superficies como empaste, estuco, hormigón, ladrillo y yeso-cartón.
Está compuesta por resinas alquídicas y pigmentos que dan como resultado una capa de alto brillo y gran dureza. Tiene buena resistencia a la pérdida de color en el tiempo y una gran adherencia. Puede tener un acabado opaco, semibrillo o brillante. Funciona muy bien en espacios interiores y exteriores, siendo común su uso en lugares que requieren de limpieza periódica, como la cocina y el baño. También se puede aplicar sobre maderas (previo tratamiento de imprimación) y en fierro, hormigón y metales.
Por supuesto, dependerá de tu personalidad y tu gusto individual. Sin embargo, también puedes considerar otros factores. Si se trata de una habitación que recibe mucha luz solar durante largas horas, es preferible considerar colores oscuros; de lo contrario, lo más recomendable son los tonos neutros.
En el caso de dormitorios o escritorios, utiliza un color estimulante pero sobrio; en la sala puedes experimentar un poco más y tratar de acentuar, a través de un muro, el color de tus elementos decorativos. En una habitación pequeña, selecciona tonos fríos que no sean muy intensos. Finalmente, al momento de elegir el acabado de la pintura, ten en cuenta la textura de la superficie: el mate sirve para disimular imperfecciones, mientras que el satinado funciona bien sobre paredes completamente lisas.
En sus marcas, listos… ¡ya!
Así que ya tienes seleccionados los tipos y colores de pintura que vas a usar. Es hora de poner manos a la obra. Pero antes, deberás proteger las áreas que no deseas pintar. Para este propósito, el plástico, periódico o cartón corrugado son inestables y a veces no llegan a pegarse correctamente. Mejores alternativas son el papel autoadhesivo de pentrilo y los plásticos con cinta de pentrilo: al ser antideslizantes, proporcionan mayor estabilidad y tienen resistencia al agua.
La pintura también necesita preparación. La pintura al látex y la pintura esmalte al agua deben diluirse usando entre 5 % y 10 % de agua; no te excedas ¡o la superficie quedará con vetas después de pintar! En el caso de la pintura esmalte sintético, para la primera mano es importante diluirla con 5 % de aguarrás mineral; para la segunda mano, no es necesario diluir.
Ahora, ten paciencia y deja secar. La pintura al látex, la pintura esmalte al agua y la pintura esmalte sintético de acabado opaco tardan 30 minutos en lograr un primer secado. Esto no quiere decir que ya estén listas, sino que probablemente pueden resistir el roce accidental de una mano. Antes de dar una segunda mano, en cambio, necesitas esperar al menos 6 horas. Y el secado completo recién lo conseguirás después de 7 días. El caso de la pintura esmalte sintético de acabado brillante es distinto: deberás esperar 12 horas antes de aplicar una segunda mano.
Por seguridad, en todos los casos será mejor vestir guantes y lentes para evitar el contacto directo con los ojos, la piel y las vías respiratorias. En el caso de la pintura esmalte sintético, es importante usarla en adecuadas condiciones de ventilación, manteniéndola alejada de toda fuente de ignición o calor, ya que se trata de un producto inflamable cuyos componentes volátiles son tóxicos. De ser posible, te recomendamos utilizar una mascarilla con filtro respirador para vapores orgánicos.
Antes de pintar, es necesario raspar y eliminar cualquier rastro de pintura anterior, imperfecciones o impurezas. Ten en cuenta que el número con el que se clasifica el papel lija indica el tamaño de sus granos.
Para la pintura de techos y paredes, usa brochas de entre 3” y 6”, mientras que, para las esquinas, bordes y marcos de puertas y ventanas, utiliza brochas de entre 1 1/2” y 3”. Si utilizas pintura látex o pintura esmalte al agua, emplea brochas de poliéster; en el caso de pintura esmalte sintético, brochas de pelo natural.
Los más amplios te permiten cubrir superficies amplias en poco tiempo. Los más pequeños son perfectos para acabados finos y superficies rugosas; además, pueden adherirse a varillas flexibles que permiten el acceso a zonas difíciles.
Se recomienda hacerlo cada 3 o 4 años; sin embargo, si la pintura es de calidad, se aplica correctamente y se le da un mantenimiento adecuado, el tiempo puede alargarse 2 o 3 años más.
La durabilidad, además, depende de la exposición al sol, la humedad y el polvo, así como del tipo de vida de la casa: si hay niños, por ejemplo, es muy probable que se deba pintar más seguido. Asimismo, el baño y los exteriores requieren mantenimiento más frecuente, ya que tienen mayor exposición a la humedad.
En general, la temperatura ambiental ideal para pintar es entre 10 º y 30 º, con un porcentaje de humedad que no supere el 70%. Aunque es un rango amplio, se debe considerar que el invierno es la peor época, pues las temperaturas bajas no ayudan al secado. Peor aun la humedad.
En el verano, aunque las ventanas abiertas ayudan a acelerar el secado y a que se diluya el olor de la pintura fresca, debes recordar que las temperaturas mayores a 30 ºC y una humedad por encima de 70% podrían acelerar demasiado el secado y producir ampollas en el acabado. La temperatura del otoño es muy buena para pintar, pero hay que tener cuidado si hay viento y/o llovizna. La primavera, con sus temperaturas suaves, es perfecta: en esta época, la pintura seca en el tiempo justo, sin que se dilate ni se acelere demasiado el proceso.
Ahora que ya sabes todo lo que tienes que saber sobre la pintura para tu casa, anímate y ¡ponle color a tu hogar!
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